sábado, 23 de junio de 2007

ME CONSTA QUE ME ODIAN


un texto a cinco años de la muerte de Carlos Berlanga

Delgado, irreverente… bastó un puñado de estribillos pegajosos como chicle sonando constantemente en nuestras mentes y una voz nada privilegiada para ser uno de los personajes que recordaremos por siempre.
Revolucionario de la frivolidad, víctima del desconcierto moderno y de una enfermedad hepática, Carlos fallece un cinco de junio de 2002 a la tierna edad de 42 años.
Carlos Berlanga nació y murió en Madrid. Proviene de una familia casi aristócrata; a los 17 años con el hasta entonces su mejor amigo Nacho Canut y la ingenuidad rotunda que da la edad en una sociedad conservadora forma una banda de inadaptados, Kaka de luxe nace y se deshace en un instante, de ahí en ascenso creativo forma Pegamoides y posteriormente Dinarama con la que vive sus mejores momentos en cuanto a popularidad y ventas se refiere, luego su carrera solista que está llena de altibajos así como de sus mejores canciones.
Con Carlos aprendimos que tras el espejismo de felicidad siempre hay celos, asesinatos, amas de casa secuestradas por sus electrodomésticos y muchas ganas de vivir y gozar el momento, que el amor es posible, que la aceptación también y que la creatividad del ser humano es increíble.

Siempre lo veré como el Ángel exterminador, como el tipo que desbarataba los proyectos, como el saboteador y melancólico profesional; y también lo veré como el hijo que siempre se expresó correctamente de sus padres (vivió con ellos hasta el fin de sus días), el elegante Carlos, el ideólogo de un movimiento, el personaje elocuente que nunca hablaba de más.
Posiblemente mucha gente inició a leer este texto sin llegar a este punto, para los pacientes que llegaron soportando mi texto de fan, les demostraré como de alguna forma, conciente o inconcientemente hemos tarareado una canción de Berlanga. Dos ejemplos.
”La gente me señala
me apuntan con el dedo
susurra a mis espaldas
y a mí me importa un bledo”
A QUIEN LE IMPORTA (Alaska y Dinarama,1986)

“Mil campanas suenan en mi corazón,
que difícil es pedir perdón,
ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme. “
NI TÚ NI NADIE (Alaska y Dinarama 1984)

Gracias Thalia, gracias Moenia, gracias a ellos y más artistas menores que se empeñan en que las composiciones de Berlanga no se olviden.

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